ACERO VERDE: DE CARBÓN Y DIÓXIDO DE CARBONO A HIDRÓGENO Y AGUA
¿Sabías que la industria del acero es responsable del 7% de las emisiones de CO₂ provocadas por la humanidad? Por eso, es vital meterse de lleno en su descarbonización mediante el acero verde, que además puede ser una gran oportunidad a nivel económico.
El acero es uno de los materiales más usados a nivel global. Y es que con más de dos millones de toneladas fabricadas cada año, esta aleación de hierro es uno de los elementos más importantes utilizados, además de emplear a más de seis millones de personas.
Afortunadamente, el acero puede ser reciclado infinitas veces sin perder propiedades en un proceso completamente eléctrico y con pocas emisiones. Esa es una de las soluciones para reducir su impacto medioambiental en plena lucha contra el cambio climático.
Qué es el acero verde
El modo más habitual de producir acero utiliza carbón y coque en hornos industriales, donde se mezclan partículas de hierro y carbono que se funden a altas temperaturas hasta obtener una mezcla óptima de acero líquido.
Hay que tener en cuenta que este proceso de fabricación tiene un gran índice de reciclaje: hasta un 70% del acero utilizado puede renovarse. Aún así, se cree que la demanda de acero se incrementará tanto que las emisiones contaminantes del carbón usado en los hornos será demasiado para nuestro planeta.
Pero hay una buena noticia: el carbón se puede sustituir por hidrógeno a través de métodos como HYBRIT (Hydrogen Breakthrough Ironmaking Technology) o H2 Green Steel.
Estos métodos usan partículas de hierro obtenidas limpiamente, en las que se le añade hidrógeno, también conseguido con métodos respetuosos con el medio ambiente. El resultado es un acero cuyas emisiones producidas en su creación se reducen a agua.
En ambos casos, la electricidad necesaria se originaría en fuentes renovables, asegurando la sostenibilidad y la ausencia de emisiones a lo largo del proceso.
La descarbonización del acero
La urgencia en la acción climática está movilizando a toda la sociedad, incluyendo a toda la cadena de valor del acero. Las primeras medidas para reducir las emisiones del acero pasan por utilizarlo más eficientemente e incrementar su tasa de reciclaje.
Aun así, no es suficiente. En efecto, las proyecciones a futuro sugieren que continuará siendo indispensable cubrir al menos la mitad de la demanda de acero con hierro, lo que hace necesario desarrollar nuevas tecnologías más respetuosas con el entorno.
Se prevé que las primeras plantas comerciales basadas en estas nuevas tecnologías neutras en carbono estén listas a partir del año 2030, cuando tendrían que empezar a renovarse una gran parte de los altos hornos europeos.
El acero verde transformará la siderurgia
La industria y sobre todo la industria del acero generan grandes emisiones, pero también son una parte importante de la solución. Para impulsar la transición y que los países se conviertan en estados de bienestar sin fósiles, la colaboración entre las empresas, las universidades y el sector público es vital.
Por ello, no es de extrañar que entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el número 9 sea precisamente el de Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización sostenible y fomentar la innovación.
Una de sus metas es “promover una industrialización inclusiva y sostenible y, de aquí a 2030, aumentar significativamente la contribución de la industria al empleo y al producto interno bruto, de acuerdo con las circunstancias nacionales, y duplicar esa contribución en los países menos adelantados”.
En resumen, es posible descarbonizar la fabricación del acero y ya hay diversas opciones muy prometedoras mediante la electrificación directa o del hidrógeno verde. En el futuro, con la esperada reducción de costes de las energías renovables, el acero verde será más competitivo, lo que beneficiará a todos.